HISTORIA DEL ENCAJE

Por la situación de la península, hemos tenido, desde remotos tiempos la influencia de todas las culturas mediterráneas, próximo Oriente y África. Además, debido a las peregrinaciones a Santiago, también ha habido influencia europea.

Es interesante mencionar una pieza de encaje, hecha a bolillos, en seda granate, con perlas y granates engarzados entre las trenzas de la labor, perteneció a la reina Elisenda, cuarta esposa de Jaime II. Se conserva en el Monasterio de Pedralbes. Data del siglo XIV. Una bonita leyenda dice que la primera encajera fue la reina Elisenda esta leyenda se conserva viva todavía en el Monasterio de Pedralbes.

En un principio, en España estos trabajos se llamaban pasamanos (siglo XIV), casi siempre se trabajaban con hilos de oro o plata y sedas policromas. Estos pasamanos, por su rigidez, servían de adorno y remate en la decoración.

Hacia la baja edad media empezamos a tener más noticias, así, tenemos un inventario de Girona de 1470 que dice existe un paño de altar hecho con rondas de hilo azul y una toalla con flecos de hilo blanco. Flecos de hilo blanco significa seguramente macramé, pero rondas de hilo azul es casi seguro que sea encaje de bolillos.

Más tarde, los pasamanos se comenzaron a llamar randas, cuando se usaron para la indumentaria, como remate de las prendas en sus bordes, o también para unir dos piezas.

El primer documento donde figura la palabra randa es en el inventario a la muerte de Isabel la Católica (siglo XV).

De las hijas de esta reina se dice, que D.ª Catalina de Aragón, primera mujer de Enrique VIII de Inglaterra, hacía randas al estilo de España, y que se las enviaba a su madre como regalo. La otra hija D.ª Juana la Loca, tenía en el inventario a su muerte, muestras de randas, madejas de hilo de oro y plata, y prendas con adornos de randas (siglo XVI).

De los siglos XV y XVI, existen dos inventarios de las esposas del primer y tercer Duque de Alburquerque, en los que se citan prendas adornadas con randas

Todos estos trabajos se consideran eruditos, pero cuando verdaderamente se puede ver la importancia del encaje de bolillos Español, es a partir del siglo XV cuando la producción de encajes metálicos y policromados es extraordinaria y maravillosa. Es entonces cuando empiezan a llamarse, punto de España; están hechos a la aguja ,o a bolillos del género torchón, la mayoría con oro de Chipre o plata (encaje filigrana ), a veces se combinaban con sedas.

Con el tiempo se van complicando las técnicas y se aplican mas sedas ( siglo XVI ).

De esta época se conserva en el Convento de las Carmelitas de Toledo, un paño atribuido a Santa. Teresa de Jesús. Esta hecho con puntos de España. Se conserva en este convento el dibujo de un Corporal de Frisado de Valladolid que realizo la Santa madre

Hacia 1600 aparecen los primeros patrones de origen italianos. Los patrones contribuyen a fijar los motivos de encaje y hacerlo reiterativo.

Durante este siglo el oficio de encajera tiene un desarrollo importante y se extiende por Europa.

En el siglo XVII, a medidas que éste avanza, las puntillas de las randas se van alargando, y es en esta siglo cuando llegan a su mayor auge. Se trabajan a la aguja y al bolillo. Se utilizan los hilos de oro y plata, así como también toda clase de sedas.

En distintas, épocas los reyes protegieron la industria del encaje, Carlos V y Felipe II, fueron dos de ellos aunque este último tuvo que prohibir su uso en la indumentaria, junto con Felipe III y Felipe IV, dado el abuso de su utilización.

A partir del siglo XVIII, la influencia francesa, se deja sentir en el reinado de los Borbones.

Se deja de trabajar con menos intensidad con hilos metálicos, imperando la seda.

Hacia finales del siglo XIX y primeros del XX, el encaje decae como producción y queda limitado alrededor de la vida familiar.

Alrededor de los años cuarenta, se inicia su recuperación que hoy día sigue su expansión. Trabajando los hilos metálicos, seda y hilos para los encajes.


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